Cómo superar los conflictos en las relaciones
Por: Kathia Cervera
Todas las relaciones tienen lo suyo, sus pros y sus contras; sus dificultades y su lado bonito. Lo ideal al relacionarnos con cualquier persona, es que el balance sea mucho más positivo, claro. Pero, ¿qué pasa cuando se presentan conflictos?, ¿deberíamos alejarnos en automático o intentar arreglarlo?, ¿la solución es pelear, discutir, ignorar o dejar pasar? Aunque sin duda, la respuesta correcta sería buscar ayuda profesional, aquí te compartimos algunos consejos de cómo superar los conflictos en las relaciones.
La comunicación es clave
Escúchanos, sabemos que suena a cliché, pero si más personas tomaran esto en cuenta, seguramente habría mucho menos problemas en cualquier relación. Si tienes conflictos con alguien, ¡háblalo! Nunca te quedes nada guardado, los demás no son adivinos y claro, tú tampoco. Así como tú te acercas y dices lo que te molesta, lo que no te gusta y cómo te hace sentir, deberás darle la confianza a la otra persona, sea quien sea, de abrirse contigo y platicar cuando sienta que algo no está bien. Comunicar las cosas es la clave para dejar de suponer y evitar “poner palabras en la boca del otro”. Sin duda, este es el consejo número uno y el más importante de todos.
Aprende a escuchar
Es normal querer hablar mucho cuando estás molesto, sobre todo si crees tener la razón. Ya sea que la tengas o no, la mejor manera de saberlo y resolver los conflictos, es escuchando la versión y opinión de la otra persona. Antes de refutar, escucha; este ejercicio también te permitirá ser mucho más empático y pensar las cosas de manera más objetiva. Cuando quieras tocar algún tema que te haya molestado, te recomendamos ir con la mente abierta, pues puede ser que tú también te hayas equivocado y no lo hayas notado.
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Busca un buen momento
Sabemos que a veces te gustaría resolver todo inmediatamente, pero puede no ser el momento ni el lugar adecuado. Forzar una plática cuando no es el mejor timing puede ser contraproducente y resultar en un conflicto aún peor. Para charlar sobre algún problema, busca un espacio tranquilo donde tú y la persona involucrada puedan hablar sin interrupciones, con la privacidad necesaria. Además, asegúrate de estar tranquila y de haber meditado la situación previamente; llega con conclusiones y soluciones, no solamente a exponer un problema. ¿Cuándo es el mejor momento? Cuando ambas partes se sientan preparadas para hablar. Esto podría tomar un par de días o un par de horas, depende del carácter de cada quién, pero eso sí, no dejen enfriar las cosas ni las minimicen, si algo ha afectado la relación, debe ser resuelto pronto.
Pon límites
Para asegurarte de que no se presente de nuevo el mismo conflicto, aprende a poner límites. Ojo, no son reglas, son simplemente tus “no negociables” para una relación sana. Muchas veces, especialmente la familia, sobrepasan nuestros límites sin consecuencias. Si eso pasa, debes hacer saber a las personas que te están haciendo un daño; no es necesario dar tantas explicaciones, si hay algo que te molesta o te hace mal, las personas que realmente te quieren no volverán a hacerlo. Eso sí, pon el ejemplo; si quieres que los demás respeten tus límites, comienza respetando los suyos. Además, puedes proponer acuerdos para buscar un equilibrio y que ambas partes estén bien. Es normal tener que ceder un poco en cualquier tipo de relación, sin embargo, es importante diferenciar entre ser flexible y cambiar tu forma de ser, presta mucha atención a esos detalles.
Reconoce tus errores
Este es, tal vez, el consejo más difícil. Para muchos, aceptar un error es sumamente complicado, pues nos pone en un estado de vulnerabilidad. Sin embargo, saber reconocer cuando te equivocas es un acto de valor que puede evitar que un conflicto crezca más. Aquí no se trata de aceptar errores que no cometiste, sino de tener la humildad de hacerte responsable de lo que has dicho y hecho que pudo haber afectado a otra persona. Este último tip, es la suma de los cuatro anteriores, pues requiere de una mente abierta, de saber escuchar, de ser empático y de entender los límites de los demás. ¿Podría ser más complejo? Sí, pedir perdón es un reto muchas veces, pero créenos, la mayoría de las veces es la clave para solucionar un conflicto que podría parecer inmenso.
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