Por: Mayra Dávila
¿Alguna vez te has sentido en guerra con la comida? No estás sola. Muchas personas batallan con atracones, dietas restrictivas u otros problemas. Cultivar una relación sana con la comida es posible y aquí te contamos cómo:
Escúchate: ¿hambre real o emocional? Las emociones pueden influir muchísimo a la hora de sentir hambre, por lo que es importante reflexionar y diferenciar si realmente te ruge el estómago o estás aburrida o estresada. Come cuando tu cuerpo te lo pida, esto te saciará y llenará de energía, mientras que comer por ansiedad te puede generar culpa.
Despídete de las etiqueta: Deja de lado las polaridades entre si los alimentos son “buenos o malos”. Todos los alimentos tienen su lugar, por lo que prohibirte comer ciertas cosas aumenta las ganas de hacerlo. Permítete disfrutar de todo con moderación.
Presta atención a cómo comes: Muchas veces el hambre y las prisas hacen que comas rápido, pero es importante que lo hagas de forma consciente y despacio. Aprende a apreciar las texturas, aromas, sabores y colores de tu comida, así la disfrutarás más.
El peso no te define: Es importante recordar que la báscula es sólo una herramienta, pero no un juez, tu peso no determina nada. Enfócate en cómo te sientes, en la comida que disfrutas y en cómo mejorar tus hábitos.
Si necesitas ayuda, búscala: Si sientes que tu relación con la comida no es la óptima, lo mejor es buscar ayuda profesional. Puedes acudir a un psicólogo o nutriólogo que te puedan guiar para cambiar tus hábitos y tus creencias.
Recuerda que vivimos en una sociedad en la que se nos han enseñado cuerpos perfectos y estándares que no son reales. Llevar una buena relación con la comida es un camino, y ya diste el primer paso. ¡Sé amable contigo y con tu cuerpo!
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